Morir a los 27 años. Ese, es uno de los requisitos que debe cumplir alguien para entrar en el Club de los 27, ese, y haber sido una estrella del Rock. A priori, uno piensa qué, que se den esas dos condiciones puede ser algo complicado, pero lamentáblemente y, como hemos podido comprobar recientemente con la muerte de Amy Winehouse, no es tan difícil. Jimmy Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin, Kurt Cobain o Brian Jones son los 5 grandes que forman parte de un club que se amplía con bastantes nombres, menos o nada conocidos, pero también malogrados. Suicidios, muertes en extrañas circunstancias, accidentes y, un habitual coqueteo con las drogas y el alcohol, son los motivos más frecuentes de fallecimiento en este club. Gente con un talento extraordinario, con ganas de enseñar al mundo sus letras, melodías y conocimientos musicales; que en muchos de los casos se truncan por no saber controlar el peaje que se ha de pagar cuando llegas al nivel de estrella. He leído en varios foros que Amy no merece estar en este club. Supongo que muchos no la consideran lo suficientemente grande como para estarlo, pero yo creo que lo que ella logró con un disco, "Back to Black" (su primer album "Frank" no tuvo tanto éxito), no lo hace todo el mundo. Una buenísima mezcla de géneros musicales, acompañada de premios, hizo que incluso gente no acostumbrada a escuchar este tipo de música, se apasionara con esa voz entre rota y potente. Desgraciadamente, la fama lograda por Amy no sólo fue musical y, cuando pierdes el rumbo de tu vida entre estupefacientes y ahogas tu talento en alcohol, pasa que todo por lo que has luchado y, lo que a priori, era tu vida; se queda en un sueño borroso y agotado del que sólo puedes escapar convirtiéndote en leyenda.
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