miércoles, 18 de mayo de 2011

Midnight in Paris

Una película de éxito es aquella que consigue llevar a cabo una idea original (Woody Allen).
Por norma, cualquier película que se estrene de Woody Allen suele ser un éxito. Es cierto, que algunas de las últimas no han tenido esa chispa con la que los admiradores del cineasta nos solíamos topar, yo por lo menos; quizás porque esperamos que cada año se supere, o quizás porque esperamos que cada vez lleve al límite sus “crisis vitales”, cosa que siempre nos ha hecho mucha gracia. Yo soy un poco purista y pienso que desde que otros alter ego hacen de “Woody”, no es lo mismo; sólo Larry David en “Si la cosa funciona”, consiguió hacerme ver al Woody más neurótico. A pesar de eso, Owen Wilson interpreta en “Midnight in Paris”,  de una manera más que notable, las dudas, crisis, inseguridades y demás catástrofes humanas que a Allen se le pueden pasar por la cabeza. El personaje, un romántico empedernido enamorado del París de los años 20, sueña con aquella época como perfecto estilo de vida, nada que ver con su vida real, rodeado de lujo, superficialidad y una familia política que le detesta. En esta ocasión y partiendo de la premisa anterior, Woody Allen hace de ésta, una historia original, en una deliciosa puesta en escena con el mejor París de fondo y acompañada de inesperados cameos, sueños imposibles (que a veces son posibles), diálogos amenos y una banda sonora impecable. A pesar de estos ingredientes y partiendo de la base de que Allen siempre será un genio, echo de menos tiempos mejores en los que no me costaba nada echar una carcajada, o que el hecho de que arriesgara con las historias le supusieran obras maestras como Match Point. Aun así, mientras nos lo permita, cada año acudiré fiel a mi cita con Woody, porque para mí, siempre será el mejor.


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