viernes, 3 de junio de 2011

IKEA te odio...y sin embargo te quiero


¿Quién no ha ido alguna vez a IKEA? ¿Quién no se ha sentido tentado por alguno de los miles de gadgets caseros que hay en la tienda Sueca? Pues bien, hoy quiero expresar mi amor/odio por esta marca. El primer paso es subir las escaleras, que contenta y con qué ganas coge una el “Kit”:  bolsa amarilla, tres lápices, sí, hay que coger tres por lo menos, porque con todo lo que se escribe, la punta va mermando, o eso o luego tienes el bolso lleno de lápices de madera y, por último, el metro, ese pedazo de metro de papel, que como tengas que medir un sillón se te queda cara de “¿pero qué mentira es esta?”. El caso, es que una comienza su viaje tan contenta , pero de repente te das cuenta de que estás perdido, y a no ser que sepas lo que quieres, recules y vayas directamente al autoservicio; una vez subidas las escaleras ¡no hay marcha atrás! cuando entras en la zona de “salones”, ya puede perseguirte el mismísimo David Bowie que no saldrás de ese laberinto hasta que no hayas recorrido todas las secciones, una por una. Después de dos horas de ver, buscar,  medir y apuntar; vas con la mega bolsa amarilla que no puedes ni con ella, y ¿por qué? Porque los muy “suecos” te han ido poniendo miguitas de pan en forma de velas, utensilios de cocina, protege armarios, etc. y tú como una imbécil no caes en la cuenta de que al final, cuando llegues a tu último paso, todo eso estará expuesto a lo grande. Pues ya estamos en el autoservicio, ¿habéis ido al gimnasio en el último mes? Porque, como se os haya ocurrido escoger un bonito mueble de salón, o un sillón estilo “chaise-longue”, ni el mismísimo superman podrá con ello. Y no os penséis que algún “amable” empleado os ayudará, aunque vea que te estés deslomando, o contratas el servicio de transporte, o llevan su máxima hasta el extremo “háztelo tu mismo, cárgalo tú mismo…hérniate tú mismo”.
En fin, pues arrancamos y nos vamos, pero ehhh un momento, ¿qué me pasa? una fuerza extrañamente potente se apodera de mí, tiene forma de ¡perrito caliente a 1€! sí, señores, porque si no te comes la salchicha de plástico, acompañada de 8 vasos (serve yourself) de esa especie de bebida gaseosa llamada “cola”; no entras en el auténtico espíritu IKEA. Este fin de semana toca montar los muebles, que bien se siente una cuando te construyes tu propio mobiliario, ¡faaaaalso! Eso es una bomba de relojería, tornillos que sobran, tablas que no encajan y esas instrucciones que para mí, que están en sueco, porque no las entiende ni el mismísimo EKTORP. A pesar de todo, IKEA mola, tienes miles de posibilidades y el precio es bueno, así que aun protestando mí sentimiento amor/odio hará que vuelva una y otra vez, aunque sea a comprar un peluche esponjoso  con forma de corazón con bracitos y que cuando se lo regalas a tu pareja se te queda mirando y piensa “ya la hemos perdido”.


2 comentarios:

  1. jaaaaaaajajajajaj que buena descripción, me ha gustado mucho, un beso!

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  2. Muchas gracias Chloé! simples vivencias que creo ha tenido practicamente todo el que ha ido ;-P

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